TEMA 2
El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. Objetivos, métodos y prioridades de la política lingüística europea
En estas sesiones, como bien
indica el título del tema, nos hemos centrado en el estudio del MCER y en su
aplicación a una programación ficticia para un grupo de alumnos que quieren
aprender una lengua extranjera. En nuestro caso, mi compañera Judit y yo hemos creado
una programación de Inglés con fines específicos para la hostelería en el Reino
Unido. Al realizar esta tarea, me he dado cuenta de que casi no hemos
introducido aspectos fonéticos de la lengua, y también de que la fonética es,
por lo general, uno de los aspectos más descuidados en la enseñanza de idiomas.
Al percatarme de esto he decidido estudiar si el MCER incluye en su
planteamiento aspectos fonéticos de la lengua, y de ser así cómo los incluye. En
concreto me he querido centrar en el plano suprasegmental de la fonética (sí, soy una friqui de la fonética) (entonación,
sílaba, pronunciación, ritmo, pausas y acento) y una valoración subjetiva desde mi punto de vista de docente de lenguas.
El Marco Común Europeo de
Referencia para las Lenguas es un documento oficial que sienta las bases para
medir el nivel de comprensión y expresión oral y escrita en una lengua
determinada. El documento se presentó en 2001 durante la celebración del Año
Europeo de las Lenguas con la finalidad de establecer unas directrices comunes
para todas las lenguas europeas, aunque actualmente también se usa para lenguas
que no pertenecen a la UE. El
MCER está dividido en nueve capítulos:
1. El marco común
europeo de referencia en su contexto político y educativo
2. Enfoque
adoptado
3. Niveles
comunes de referencia
4. El uso de la
lengua y el usuario o alumno
5. Las
competencias del usuario o alumno
6. El aprendizaje
y la enseñanza de la lengua
7. Las tareas y
su papel en la enseñanza de la lengua
8. La
diversificación lingüística y el currículo
9. La evaluación
Como podemos observar en el
desglose de los capítulos arriba citado, el MCER no especifica las destrezas
correspondientes dividiéndolas por nivel, sino que se centra en un enfoque
teórico y legalista del uso de las lenguas. En definitiva, el MCER se basa en
proveer al docente con herramientas de evaluación centradas más en el “cómo”
que en el “qué”, es decir se centra más en la forma que en el contenido. El
MCER expone objetivos finales sin especificar cuáles son los pasos y destrezas
que han de adquirirse previamente para obtener el mejor resultado posible.
En
cuanto al plano suprasegmental, resulta extremadamente difícil encontrar la
información pertinente dado que la estructura es confusa y poco precisa a la
hora de detallar en el índice qué encontraremos en cada apartado. Tras buscar
de forma exhaustiva términos propios del plano suprasegmental (entonación,
sílaba, pronunciación, ritmo, pausas y acento) se puede afirmar que en general
el MCER no hace referencia alguna a cómo ni cuándo trasladar los aspectos
fundamentales del plano suprasegmental al aula. A continuación, ejemplificaré
desde que perspectiva aborda el MCER los aspectos principales del plano
suprasegmental:
- Pronunciación: sólo se trata en
términos de la forma del habla, por ejemplo, que sea clara y la articulación
sea lenta.
- Entonación: se indica que en los
niveles avanzados (C1 – C2) la entonación del alumno debe variar cuando éste
habla, pero no se hace referencia a cómo se entona en español ni en qué niveles
debe enseñarse.
- Sílaba: sólo aparece una vez en
todo el manual como sinónimo de sonido.
- Acento: sólo se refieren a él
como el acento extranjero o el acento regional que puede resultar difícil para
los alumnos. En ninguna parte del manual se hace referencia al acento léxico.
- Ritmo: mediante este término se
hace referencia a la velocidad de las conversaciones. Por ejemplo, sigue el
ritmo de los debates con facilidad, o produce discursos con un ritmo regular.
- Pausas: sólo se hace referencia a
las pausas que hace el alumno cuando no posee un dominio de la lengua y
necesita pensar antes de hablar. En ningún momento se hace referencia a las
pausas propias del diálogo y de la producción del español.
En conclusión, el MCER no incluye
en su manual aspectos suprasegmentales, salvo ciertos términos que cita sin
especificar ni ejemplificar a qué hacen referencia. Aún más llamativo es que un
aspecto tan esencial como las pausas a la hora de hablar, sean tratadas como
algo exclusivamente negativo y propio de aquellos alumnos que no dominan la
lengua meta.
Como docente, considero que el
MCER no aporta conocimientos acerca del plano suprasegmental que se puedan
trasladar al aula. Este manual tampoco facilita su lectura debido a la
inclusión de aspectos legales y formales que no son útiles a la hora de usarlos
como docentes. Si bien es verdad que la información es relevante a la hora de
establecer unos parámetros para la evaluación por niveles, el MCER no aporta
información sobre cómo alcanzar los objetivos que se consideran necesarios para
obtener un nivel u otro y a la vez estos objetivos pueden considerarse
extremadamente amplios ya que no prestan atención a todos los aspectos de la
lengua.
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